01 mayo 2009

Y ahora, la peste.

Por si no bastaba con el hambre (cuatro millones de parados: ¡comed memoria histórica!, podría decir Aznar) ahora llega la peste. Muchos pensaban que se trataba de lacras medievales. Al orgulloso occidental no le vendría mal una temporada de vacas flacas, y poder decir, como san Pablo, que está acostumbrado a la abundancia y a la escasez. Y no, Dios no castiga. Para eso nos bastamos nosotros solos.

Por cierto, don Enrique sabe cómo empezó la peste.
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Quisiera ser tan buen gustador de la Comedia como Enrique, el otro. Mi única lectura me pasó resbalando. Tanto nombre, tanta oscuridad... Charles Moeller me puso hace poco, también, la miel en los labios, afirmando, encima, que lo mejor de ella es el Purgatorio y el Paraíso, desafiando la opinión común. Tal vez tenga que aprender bien el italiano e ir a la versión original.


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