20 mayo 2009

Rosa Krüger


Causa vértigo leer, al final de Rosa Krüger, los papeles en los que Rafael Sánchez Mazas realiza el bosquejo de su novela, o bien su propia interpretación de la misma. Y no sólo por la osadía de querer novelar en ella la historia espiritual de Europa, desde los albores griegos hasta un deseable futuro; sino, además, porque te asalta la sospecha de que el tío lo ha conseguido.

Porque, en efecto, la novela es ambiciosa, pero convence. A mí, por lo menos, me ha convencido, aunque no creo que sea la del propio autor la única interpretación posible. En todo caso, Sánchez Mazas se sitúa claramente en un plano espiritual y simbólico, que rompe con todo lo que iba a ser la novela española a partir de entonces, salvo honrosas excepciones (Torrente, Cunqueiro). Este Teodoro Castells pertenece realmente a todos los tiempos, aunque el autor lo sitúe en su estricta contemporaneidad (años 30) y, al igual que en Pedrito de Andía, está presente Dante, pues la vida de Teodoro es realmente un viaje iniciático, con su donna angelicata incluida.

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