03 febrero 2014

Jean-Michel Jarre: "Equinoxe"


La música cósmica fascinaba a finales de los 70, y un servidor no fue ajeno a esa fascinación. Antes que el tecnopop de los Depeche Mode, Human League y demás, la tecnología al servicio de la música había producido obras mucho menos comerciales pero de superior calidad como fueron las de Vangelis, Tangerine Dream o, en España, Neuronium. Obras no concebidas para el bailoteo sino para el sueño, dicho en el mejor de los sentidos, aunque en sus peores momentos, lo admito, también podría aplicárseles el malo.

La música de Jean-Michel Jarre suponía un punto medio entre ambas modalidades, entre el ensueño sideral y el chundachunda cibernético. In medio virtus esta vez, porque se trata de productos de gran calidad, al menos los dos primeros, que son los que conozco en su integridad. Equinoxe consta de ocho partes, unidas por una pista de alguno de sus cacharros, es decir que no hay cortes entre ellas, salvo (servidumbre del vinilo y del casete) entre la cuarta y la quinta, por imperativo de las dos caras. Desconozco si en el CD esto se cambió. La parte quinta, escogida como single, se emitió hasta la saciedad como fondo de microespacios televisivos, pero, insisto, merece la pena escuchar la obra íntegra, desde el inicio (que se diría una aurora) hasta ese final redondo que recoge el tema del single pero ralentizado. Era, como todos los de su clase, para ser disfrutado en equipos monstruo y en habitación insonorizada, pero hube de conformarme, cochina miseria, con mi minicadena, que no estaba tan mal.

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