05 febrero 2014

Retrato de humo

Esta es la historia de una fascinación que termina en perdición. Esto no es decir mucho, claro. Podría estar hablando de la Celestina, sin ir más lejos. Acotando más la cosa, diría que es un relato de suspense psicológico, a lo Patricia Highsmith. Danny April, de la agencia de cobros Clarence Moon, ve el retrato de una chica, la chica se llama Krassy Almauniski y a partir de entonces hace el papel de los ojos verdes de la leyenda becqueriana: oh, ven, ven, bésame y todo eso. Y como el tipo de la leyenda becqueriana, Danny siente que no hay otro objetivo en la vida más que hallar esos ojos, esa cara, aunque le cueste la vida y el alma. Todo en el contexto del Chicago de los años 40, así que no hay alma de por medio, claro. El hada mala es una lolita trepadora y el caballero un empleado mediocre. Igual que en La Celestina, ya que la saqué a relucir, toda virtud brilla por su ausencia y es la miseria la que campa por sus respetos.

Pero, como la Celestina, es también una historia ejemplar: he aquí a la mujer eterna cuando pierde todo escrúpulo y al hombre eterno cuando se vuelve tonto. Ballinger emplea una técnica de contrapunto, con la narración de las pesquisas de Danny por un lado y la vida azarosa y poco edificante de Krassy por otro. Como era de esperar, ambas confluyen, y zas.


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