
Pues The high window empieza también en una casona de
gente pudiente, y esta vez a Marlowe lo recibe una señorona que bebe oporto,
ambas descritas con la minuciosidad y la ironía que son marca del autor:
"...todo lo que crecía estaba perfectamente quieto en el aire irrespirable
que flota allí en lo que ellos suelen llamar un día lindo y fresco".
Sucede que han robado una moneda valiosa, y la dama acusa a una pariente suya.
Hay atractivas secundarias, sicarios malencarados, coches que nos siguen a distancia,
empresarios gangsteriles, sobornos, personajes aparentemente marginales,
policías que estorban y, por supuesto, más de una muerte violenta. La
parafernalia habitual, vamos. La que resultaría tediosa en otras manos que no
fueran las geniales de Chandler.
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