10 marzo 2012

Lo que se llamó música folk


fue una especie de alternativa a lo folklórico desde un punto de vista más emparentado con las ideologías de izquierdas. Creo que la cosa empezó con Pete Seeger y Woody Guthrie en los Estados Unidos, para continuar en la América Hispana con grupos como Quilapayún o intérpretes como Violeta Parra, Víctor Jara y demás. La mezcla de la música popular, o seudopopular, con contenidos protestatarios funcionó bastante bien en España e Iberoamérica durante los 60 y 70, a remolque de los Bob Dylan, Joan Baez y otros menos digestibles, y fue ampliamente consumida en el entorno progresista. A menudo me he preguntado por este interés de la izquierda por lo folklórico en la segunda mitad de siglo, sobre todo teniendo en cuenta que lo adjetivado propiamente como tal (pensemos en nombres como Lola Flores o Manolo Escobar) tenía un dejo conservador. Y sin embargo, la diferencia no ofrecía dudas: si folk era José Antonio Labordeta, folklórico era lo que se cantaba y bailaba junto a la Virgen del Pilar el día de la fiesta nacional.

¿Tuvo algo que ver en ello el interés de Gramsci por el folklore?

Gramsci, con su deliberada atención a todo lo que supusiera llegar capilarmente a la sociedad civil, se asoma al folklore cuando éste está a punto de dejar de ser lo que era en su mayor período de esplendor, el romanticismo. "Puede decirse -escribe- que, hasta ahora, el folklore se ha estudiado esencialmente como un elemento pintoresco... Se debe estudiar, en cambio, como concepción del mundo y de la vida -implícita en gran parte- de determinados estratos de la sociedad, en contraposición a las concepciones del mundo oficiales surgidas con la evolución histórica [...] El folklore no debe concebirse como un elemento raro o pintoresco, sino como algo muy serio que debe tomarse muy en serio. Sólo de esta manera será eficaz y determinará la aparición de una nueva cultura en las grandes masas populares... Una actividad de este tipo, realizada en profundidad, corresponderá en el plano intelectual a lo que fue la Reforma en los países protestantes.

(En Rafael Gómez Pérez, El desafío cultural)

Tuviese o no que ver, el fenómeno de la música folk, como el del neorrealismo literario o cinematográfico, ha pasado hoy a ser una anécdota de la historia.

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