24 febrero 2007

Ejercicios de vértigo

Generoso es José Javier Esparza al retrotraer la Modernidad hasta la aparición de la Metafísica medieval. Eso vendría a identificarla casi con el Cristianismo, lo que explicaría la postura anticristiana de Nietzsche, cuya filosofía impregna estas páginas. La Modernidad, si he entendido bien a Esparza (¿y a Nietzsche?), aparece cuando el hombre sitúa lo sagrado fuera del mundo. En efecto, eso implica una impronta judía, pues es el pueblo de la Biblia quien resta todo carácter divino o sobrenatural a cualquier cosa creada, para otorgárselo sólo a Yahveh, el que es. Y fue el Cristianismo quien universalizó, en este sentido, la cosmovisión judaica. Pero situar lo sagrado fuera del mundo no significa que lo sagrado deje de inspirar y ayudar nuestros proyectos y afanes (inspirando praeveni et adiuvando prosequere, según la vieja fórmula). Es más bien cuando deja de ocurrir esto cuando aparece la Modernidad, y por eso creo que se acerca más a la verdad Gonzalo Redondo cuando habla de la posmodernidad como el momento en que hace crisis la creencia en la autonomía del hombre y en el progreso lineal.

“El fondo del problema es la carencia de certidumbres colectivas en nuestras sociedades, una carencia que empuja a la gente a abrazar las fantasías más insospechadas, algunas de ellas simplemente absurdas, pero que sirven para contestar a unas preguntas que la cultura social, simplemente, ignora.” Y es que las instituciones andan aún sumidas en la Modernidad.


Nota redactada en febrero de 2004. El libro, de los que antes de internet llamaríamos inencontrables, es una recopilación de artículos de Esparza aparecidos en diversos medios en los años 90.