Mercedes Salisachs es especialista en tipos que triunfan profesionalmente, pero en su vida familiar y amorosa no cosechan sino una fenomenal cadena de desgracias y desengaños. Es el caso de Felipe Arcalla, abogado y escritor, protagonista de esta novela de 2003. Lo de la dimensión intermedia es porque Felipe nos cuenta su vida desde la lucidez que le otorga su situación entre la vida y la muerte, ya que ETA acaba de asesinarlo. Esto sirve como un macguffin para arrancar la trama pero también, al final, para cambiar a una narración omnisciente que nos permite saber la verdad sobre determinados personajes que no eran lo que parecían. De paso, se da a la historia un final cristiano.
Como es costumbre en Salisachs,
se ofrece un panorama de la historia española contemporánea paralelo a la
peripecia privada. Menudean los pellizcos de monja contra el régimen de Franco (ya se sabe, ese peaje que los
de derechitas se sienten obligados a pagar por serlo, y que viene engrosando el
capital ideológico del socialismo durante tanto tiempo) y que, de nuevo, le
perdono por sus críticas a las lacras de la transición
y la democracia.
Para no leer con depresión. Y, en todo caso, para acompañar
con algún buen número de humor después de cada tramo de lectura.
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