11 noviembre 2024

Odisea (versión de Fernando Gutiérrez)

Creo que Fernando Gutiérrez acierta plenamente con esta traducción en versos hexadecasílabos, con ritmo dactílico, a lo Marcha triunfal. Son cantarines, como se supone que debe ser para una lectura de la Odisea aproximada al original del aedo. Y estorban menos los epítetos que en una traducción en prosa o en verso “libre”. Y no se nota que tenga que hacer ningún penalti, quiero decir alguna palabra o frase ripiosa, para mantener el ritmo. Por cierto, que don Fernando debía de pronunciar Itaca, así, llano, según se desprende de la lectura. A lo mejor es eso el penalti.

“Las gestas relatan siempre aventuras gigantescas, pero mezcladas con detalles caseros del héroe”. San Josemaría, que sin duda había leído la Odisea, podía estar pensando en ese momento en que Ulises dilata intencionadamente el abrazo a su mujer, fingiendo desconfianza pero gozando con la expectativa del encuentro. O en el diálogo final entre los esposos junto al árbol totémico (o como quiera llamarse) plantado en medio de su aposento, símbolo quizá de la una caro esponsal.

Naturalmente, la matanza de los pretendientes, precedida del cierre de puertas y la hazaña del arco, me ha entusiasmado menos que la primera vez, pero me sigue admirando lo poco que hemos cambiado como público desde aquellos años. Cinematográfico (hollywoodiano, en concreto) cien por cien.

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