14 mayo 2012

El tercer hombre

Harry Lime es el cinismo, y la virtud humana puesta el servicio del mal. Habría sido el perfecto líder totalitario. Dice creer aún, y que esa fe le lleva a hacer felices a las pobres gentes por el procedimiento de acelerar su muerte. Pero es muy dudoso, claro, y si vemos la sonrisa de Orson Welles en la película ya no es nada dudoso (es lo malo de tener novela y película a la vez, que no puedes aislar la una de la otra). Se trata de un tipo que ha borrado los conceptos de bien y de mal, y por tanto también a su fundamento. Es el Stavrogin de Dostoievski (creo que se llamaba Stavrogin el ateo de Demonios) convertido en tipo práctico y prudente. Pero creo que este tipo de personaje ha existido siempre.

Graham Greene toma una curiosa distancia, doble distancia, con respecto a su personaje, ya que no es el amigo, Rollo Martins, quien narra, sino un policía, bien que muchas veces a través de la conciencia de Rollo (en la película Holly; o algo así). Supongo que quiere darnos una visión más imparcial de la psicología de este, que, por cierto, da más impresión de fragilidad, también física, que Joseph Cotten en el film. Al contrario que Lime, Rollo Martins es la falta de virtudes unida a una clara conciencia del bien y el mal.

Es curioso que sea en la novela donde el prota se lleva a la chica. Pero también resulta muy cinematográfica esa fidelidad irracional de las mujeres a gente como Lime. Por otro lado no sé qué falta hacía Anna, ni en un sitio ni en otro, salvando el hecho de que junto a todo hombre suele haber una mujer.


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