26 agosto 2009

Maduros


Estamos maduros para que se nos prohíba fumar en lugares públicos, dice la ministra socialista. Y es cierto. La ministra habla chin, claro. Traduciendo, significa que el pueblo español ha alcanzado el nivel de aborregamiento y sumisión necesarios para que cuele esa ley y las que vengan.

Resultó fascinante, en verdad, el modo en que se acogió la actual ley antitabaco. Rebaños de colegiales y profesionales, tan dispuestos a la rebeldía cuando los mandatos provienen de otras instancias (digamos Iglesia, digamos profesorado) se apiñaban en la puerta del instituto o de la oficina para fumar el pitillo sin el menor gesto de repulsa por su nueva condición de excluidos sociales.

Maduro es, en su recta acepción, el que no necesita prohibiciones porque es lo suficientemente responsable. En socialista, designa aquella sociedad a la que se le puede imponer una prohibición tras otra porque las acoge dócilmente. Como la española.

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