Eladio se casa con la hija de su jefe, no con miras a
ascender en la empresa sino seducido por su belleza. Pronto ella se revela como
un temperamento paranoide que no duda en humillar e incluso agredir físicamente
a su marido, cuando no le da por jugar a la pobre damita atribulada. Esta historia
se presenta en contrapunto con una conversación del propio Eladio, años más
tarde, en un avión, con su compañera de asiento, una mujer extremadamente
inteligente por la que se va sintiendo fascinado, mientras la simpatía de ella
hacia él no deja tampoco de crecer. Ambos se cuentan su vida, persuadidos de que
una amistad que dura solo unas horas (no llevan el mismo destino) puede ser la
más sincera. Pero sabemos que Eladio no le ha contado toda la verdad, ni mucho
menos. ¿Se la ha contado ella?...
Y este es el planteamiento de esta aparente novela rosa
(destripe sin piedad: no hay final feliz): la tragedia de un hombre cuya
oportunidad para rehacer su vida parece al alcance de la mano pero no la puede
agarrar, como si un cristal a prueba de balas se lo impidiera: no solo la vida
de uno se halla a un continente de distancia de la de la otra, sino que hay un
compromiso (el de ella) de por medio. Por lo demás, ¿podría funcionar algo
fundado en un enamoramiento repentino y en una sinceridad parcial?
Una vez más Salisachs
brilla a gran altura en el análisis de los sentimientos, a menudo, sin embargo,
con cierta oscuridad expresiva, lo cual puede ser un lastre más que una
cualidad.
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