Es un libro heterogéneo: uno piensa encontrarse con un
análisis de la crisis de identidad de los padres, y algo de eso hay en las
primeras partes.
Cordes pasa revista
a las consecuencias de las actuales leyes que protegen en demasía a la madre y
abandonan al padre, y al hecho de que los adolescentes desconocen esa figura, cada
vez más ausente por divorcio o por asimilación de los propios padres al rol
femenino. El acercamiento de los jóvenes a las extremas derechas europeas
tiene, según
Cordes, el sentido de
reivindicar una masculinidad que ellos no entienden muy bien y reducen a “lo
que no es femenino”, con predominio de las actitudes violentas.
Sin embargo, luego el autor pasa a analizar dos diferentes
modelos de la figura paterna, uno representado por el padre de san Francisco de Asís y otro por el
patriarca Abraham: el primero,
posesivo; el segundo, desprendido en aras (qué bien dicho aquí) de la voluntad
de Dios. No entiendo muy bien cómo liga todo esto con lo anterior y me parece
más bien un pegote, aunque no carezca de interés. Me habían recomendado el
libro como un hito en el estudio de la cuestión que de hecho se enuncia en el
título, pero me deja bastante que desear.
__