21 enero 2018

El velo pintado

Grata sorpresa: no me esperaba de Somerset Maugham una historia como esta, no porque hubiese leído algo de él, que no, sino por haber visto en la Wiki algunas cosas sobre su conducta privada. Que fuese amena sí, pues algo me sonaba de su éxito comercial; pero no que se tratase de un relato edificante.

Edificante es, al estilo de La mujer nueva de Carmen Laforet, aunque el carácter principal parte siendo una señorita frívola e irresponsable, al contrario que la de la novelista española: Kitty, que así la llaman (encima), se casa de modo bastante inconsciente con un tipo del que se cansa al poco tiempo y se echa otro andoba al que cree poco menos que el Guerrero del Antifaz. Siendo así que el marido, el bacteriólogo, es mucho mejor persona que el otro, o al menos a mí me parece el personaje más salvable de la novela, a pesar de que todos lo consideren un mediocre. Cuando descubre el adulterio, trama una maquiavélica muerte en vida para ella, pidiendo un traslado a un rincón remoto de la China para tratar una epidemia de cólera. Llegas a pensar que el tipo lo tiene todo pensado para que ella sepa lo que es la vida (y la muerte) y se haga una persona responsable. Pero parece ser que no. De hecho él llega a admitir que al principio esperaba que ella muriera. En todo caso, aquello le sirve de purgatorio también a él. Porque allí hay unas monjas que mantienen un hospital y que no abandonan a pesar de que van cayendo como moscas... Y ya se imaginan, pero no se preocupen, está muy bien contado.

Dice Alberto Fijo que en la película que hicieron hace poco han eliminado el elemento religioso. Pues se la han cargado. La va a ver su tía.


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