05 enero 2018

El prohibido

En Alfa y Omega, semanario religioso de ABC, sacan un reportaje sobre Federico García Lorca y empiezan diciendo que estuvo prohibido durante el franquismo. Yo entiendo que con miras evangelizadoras se quiera asumir el discurso dominante hasta donde sea posible (aunque no suele estar bien pagado). Pero otra cosa es faltar a la verdad, o decirla a medias. A no ser que se piense que el franquismo acabó en 1971, año en que la colección Austral de Espasa-Calpe empezó a publicar toda la producción poética y teatral de Lorca, consciente, supongo, de que los venerables pero vetustos tomitos de la editorial Losada, editados en Buenos Aires pero que circulaban por aquí con toda naturalidad, pedían un sustituto, así como el Bodas de sangre de Círculo de lectores de 1968, el Mariana Pineda/La zapatera prodigiosa/Bodas de sangre de Magisterio español también del 68, La casa de Bernarda Alba de Aymá, 1964, o, por supuesto, los mil ejemplares de la edición limitada e ilustrada del Diván del Tamarit con prólogo de Néstor Luján, de 1948.

Y a no ser, también, que a mi padre le fallara la memoria, que me extraña, cuando aseguraba que en la escuela (años 40) leían poemas de García Lorca y Alberti. Puede que se tratara de “El lagarto está llorando” del primero y de los poemas a la Virgen del segundo, de acuerdo. Pero ya se ve que no se los atribuían a José María Pemán...




Addenda, noviembre 2021: En esta conferencia Alberto Romero Ferrer expone cómo el teatro de Lorca se emitía habitualmente por radio en la posguerra, sin ocultar el nombre de su autor; cómo los cantaores como Lola Flores y otros incluían a Lorca en su repertorio con toda naturalidad y reivindicando su figura. Y nos habla del reestreno de Yerma y Bodas de Sangre en los primeros 60, de la mano Luis Escobar y Manuel Tamayo, ambos procedentes de Falange, y por cierto que a uno de esos reestrenos, no recuerdo cual, asistió la señora de Franco. Eso sí, el hombre se cura en salud y se preocupa de dejar claro que no quiere hablar bien del franquismo, válgame Dios, quiten ustedes...

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