11 noviembre 2017

El caudillo expiatorio, El Corte Inglés, la guerra civil.

Comienzo a leer en Aceprensa una entrevista con un especialista en enseñanza de la Religión. Primera pregunta: "Desde hace ya décadas, en España, la asignatura de Religión es fuente de constantes polémicas... ¿Qué pasa?"

Respuesta: "Aún pesa demasiado lo que fue la enseñanza religiosa en los 40 años de la dictadura franquista..."

Dejo de leer.

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Paso junto a dos dependientes de El Corte Inglés, ella y él, bien trajeados como es la norma de la casa, charlando animadamente.

--Para eso no me compro un iphone, no me jodas...
--Es que si te vas a gastar mil pavos...

Pues no. No y no. Es como si llevasen los calzoncillos de sombrero, sin quitarse la corbata ni los afeites. Y alguien tendría que decírselo a los formadores de esta gente.

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Jiménez Lozano, al recibir una distinción eclesiástica: "... el arte en Castilla ha sido víctima de la desamortización, en algunas zonas de la guerra civil, y las más veces de la incuria".

Lo que me pregunto es el porqué de esa metonimia, "víctima de la guerra civil", como si las obras de arte se hubieran caído por sí solas al estruendo de los cañonazos. ¿Tanto cuesta mencionar a los autores del destrozo?