
Este volumen incluía cinco números 1, en su mayor parte
cancioncillas para adolescentas, suaves y mimosas:
Teen angel,
MrBlue,
Come softly to me. Pero estaba también un instrumental
saltarín como
Happy organ, a cargo de un tal
Dave Baby Cortez,
donde los solos de guitarra rompen la posible monotonía del órgano. El rock and
roll se amaneraba y de ello da fe también el
Red river rock de
Johnny
& The Hurricanes (top 5), donde (también al órgano) se transforma el
clásico
Red river valley en una pieza movida. Ellos eran especialistas
en este tipo de disfraces, de los que vivieron durante sus años de gloria. Lo
hacían estupendamente.
También alcanzó el número 1
Running bear, en el que
Johnny
Preston se vale del motivo folklórico del indio, con tambores, gritos de
guerra y toda la puñeta. Hay otras canciones que sin llegar al 1 pervivieron
más, como el
There goes my baby de los
Drifters,
Poison Ivy
de los
Coasters o
Personality de
Lloyd Price. Y el volumen
termina con una relativa curiosidad como es una pieza de
Sandy Nelson,
el hombre que convirtió la batería en instrumento solista del rock.
Teen beat se titula y fue top 4.
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