21 octubre 2013

No tan triste

Es cosa triste que hayamos de reconocer a nuestros mejores discípulos en nuestros contradictores, a veces en nuestros enemigos, que todo magisterio sea, a última hora, cría de cuervos, que vengan un día a sacarnos los ojos.




Esta idea de Antonio Machado (Juan de Mairena, XVIII) es la mejor confirmación de que para ejercer la crítica hay que tener algo en la cabeza. Para poder contradecir a nuestro maestro, este tiene que habernos enseñado algo, y no sólo a aprender, je. Ya pueden enseñarnos muy bien a aprender, si es que eso significa algo, que los manipuladores de masas se dan mucha más prisa en su tarea que el propio individuo en poner en acto su competencia de aprendizaje. Otro gallo canta a los que salen aprendidos, con perdón del barbarismo.

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