
Pintura poética, dije, y en efecto, estos artículos tienen
el valor de auténticos poemas en prosa, odas a una determinada ciudad, un tipo
humano o una conquista del hombre moderno. Foxá ha aprendido bien la
lección de Ramón Gómez de la Serna, y sus artículos aparecen esmaltados
de greguerías: la bomba de hidrógeno es un "hongo venenoso de
ecuaciones"; los estadios de fútbol, "pirámides faraónicas de caras,
inmensos muros babilónicos cuyos ladrillos son los rostros encendidos por el
entusiasmo"; "el otoño es un faisán de lujo, un faisán de oro, de
centro de mesa, empaquetado entre nieblas y hojas amarillas". Con Foxá
ha ocurrido algo parecido a lo de Quevedo: se conoce de él su faceta más
folklórica, en este caso la del escéptico, el cínico incluso. Jaime Siles
nos descubre aquí a un finísimo artista.
*Comunidad de Madrid/ Visor libros, 2003
__