08 noviembre 2010
Mal de escuela
Haber sido zoquete (esta es la palabra que emplea reiteradamente el traductor) da una gran ventaja a la hora de comprender a este tipo de alumnos, tan maltratados por los malos profesionales de la enseñanza, en dos sentidos: el de quien los desdeña como casos perdidos y el de quien quiere engañarlos dándoles títulos porque sí (estilo este último el de la pedagogía socialista, como bien sabemos). Daniel Pennac(chioni) consiguió salvar su negro porvenir gracias a esos buenos profesores que no dan nunca por perdido a un alumno, a pesar de que "no tenían la menor preparación para ello", como dice el autor en uno de los párrafos más memorables.
La clave de todo, que está aleteando en todo el libro y que uno espera que el autor declare tarde o temprano, está al final, cuando, hablando Pennac con su yo zoquete, este le menciona el amor como principio fundamental de toda educación. Ese amor lleva también a no quedarse en la queja estéril: la grosería, el desorden, todo eso existe y hay que decir que es malo y enmendarlo, pero no es aún el fin del mundo. Un libro edificante y delicioso.
Nota redactada en diciembre del 2008
Otras referencias a este obra aquí y aquí.
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