13 marzo 2008

Jack Frusciante ha dejado el grupo


¿Dónde hay que buscar la razón del éxito de este libro? En apariencia, es una historia más de rebeldes sin causa, de un James Dean de los 90, más repulsivo en su aspecto y más desagradable en sus modales que el original; es también un relato de amor adolescente, nada que se aparte del material que inunda los estantes de las librerías vecinas de institutos. Más chocante es su éxito si pensamos en el exceso de licencias que se toma el autor con la escritura, llena de elipsis, alusiones a la cultura marginal y libertades sintácticas, todo lo cual, si en ocasiones resulta efectivo, las más veces se queda en pedantería poprock.


Creo adivinar, sin embargo, la clave: Brizzi ha manejado perfectamente el contraste. El ambiente de "kabreo social" en que se mueven Alex y sus amigos, su desencanto (hasta llegr al suicidio en el caso de Martino, una de las mejores páginas), la nada abismal de sus perspectivas vitales, está dibujado con una crudeza tan inusual en esta clase de libros, que sorprende la pureza del amor entre Alex y Aidi. La ausencia de todo componente venéreo en sus relaciones (insólita en el entorno de los protagonistas) es garantía de la autenticidad de sus sentimientos y el mejor acierto por parte de Brizzi. Qué pena de esa mancha descomunal, la anécdota de los seminaristas corriendo detrás de Aidi, que no se la creería ni Lucía Etxebarría y que desacredita toda una labor por otra parte muy estimable.


Nota redactada en septiembre de 1999.