03 diciembre 2016

Peligro público


Una entrevista en directo es peliaguda, sobre todo si te piden opiniones de lo que no es lo tuyo. Llevaron a Javier Cercas a un Festival de literatura infantil y juvenil (Fundación Santillana) y no tuvo más remedio que soltar tópicos y alguna gracieta. Entre otras cosas, va y dice: "La persona que lee es un peligro público".

Para el poder, se supone, claro. Sí, hay gente a quien le gusta creer que vivimos en un régimen totalitario. Son sobre todo jovencitos radicales que encuentran así la justificación para embadurnar las paredes. Algo turbio se vislumbra, como ya he sugerido aquí alguna vez, con las leyes Lgb y tal, pero a día de hoy, hombre, ya quisieran los cubanos y los coreanos. Sin mencionar que, en un régimen como esos, sería difícil encontrar algo cuya lectura te convirtiera en "peligro público". Ya se encargan ellos.

Es cierto que la persona bien formada es un peligro para todo aspirante a controlar la sociedad, y por eso se diseñó la Logse por ejemplo. Pero estar bien formado no es leer así comoquiera; no es leer cualquier cosa, en plan intransitivo, al gusto de la beatería de la lectura que tanto abunda en ambientes académicos y que lleva a los chicos a pensar que con unas intrascendentes historietas de chavales pueden sentirse inmunes a toda manipulación. El directo es peligroso, pero yo, en lugar de Cercas, tal vez habría dicho que una persona que lee es, ante todo, una esperanza.