23 octubre 2014

Capital amortizado

En todos estos años de oficio he observado que los hijos de los profesores suelen estar entre los alumnos más brillantes de la clase. Inger Enkvist también se ha dado cuenta y aventura una tesis.

Da que pensar que muchos profesores consigan dar una esmerada educación a sus propios hijos. Los profesores atesoran capital cultural y saben muy bien cómo formar a un joven. Sin embargo, la política educativa no les permite organizar la enseñanza de manera óptima y, por eso, canalizan su amor por los conocimientos y por la educación en sus propios hijos. 


Pues tal vez.

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