29 junio 2012

Concilio

Los analistas del siglo XX deberían conceder mayor importancia a un hecho tan decisivo como el que el Concilio Vaticano II se abriera a la libertad religiosa. ¿Qué Misionero cabe aquí, cuando la creencia del prójimo tiene tanto valor como la fe propia?

José Javier Esparza, Juicio a Franco

Es la única falta que le pillo a Esparza en este libro y que me hace reflexionar sobre lo difícil que debe de ser, por lo visto, distinguir entre el indiferentismo religioso y la libertad de profesar lo que a uno le venga en gana.

Con todo, es cierto que el hecho se dio: muchos eclesiásticos dejaron de misionar como consecuencia de ese equívoco, del que no tuvo la culpa, ciertamente, el Concilio.

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