09 junio 2025

Perlas victorhuguianas, IV

El escepticismo, esa caries de la inteligencia…

“¿No se ha casado usted nunca?”. “Se me olvidó”, dijo.

Leer en voz alta es afirmarse a sí mismo lo que está leyendo. Hay personas que leen muy alto y parece que se están dando su palabra de honor de que es cierto lo que leen.

…con todas las formas más deliciosas de la mujer en ese momento preciso en que se combinan aún con todos los encantos más candorosos de la niña, momento fugitivo y puro que sólo pueden expresar estas dos palabras: quince años.



07 junio 2025

Perlas victorhuguianas (III)

Existen, sabido es, ateos ilustres y fortísimos […] En cualquier caso, aunque no crean en Dios, son unas inteligencias tan grandes que son la demostración de Dios.

[Tiene sentido, pero no creo que los ateos del tiempo de Víctor Hugo fuesen unas inteligencias tan grandes. Ni los de cualquier otro tiempo.]

…con las penas de los castigados y la sonrisa de los premiados [se refiere a las monjas que hacen penitencia por los pecados de la humanidad]

Nunca había sido mala, lo cual es una bondad relativa.

¿Es que siempre hay que andar proscribiendo algo? ¿Qué salimos ganando con quitarle el oro de la corona a Luis XIV y raspar el escudo de armas de Enrique IV?



04 junio 2025

Perlas victorhuguianas (II)

No podemos impedir al pensamiento que vuelva a una idea como no se puede impedir al mar que vuelva a una orilla. Para el marinero, eso se llama la marea; para el culpable se llama el remordimiento. Dios hace crecer el alma como el océano.

El señor Madeleine solía ir a las tres a ver a la enferma. Como la puntualidad era bondad, era puntual.

El velo que llevan es noche tejida

[Casi una greguería, ¿no? Se refiere a unas monjas penitentes, vistas por él con ojos de progresista escandalizado]

[Aquí, en cambio, el progresista menosprecia las filosofías ateas]

Lo curioso es el aire altanero, superior y compasivo que esa filosofía a tientas adopta frente a la filosofía que ve a Dios. Es como si oyésemos exclamar a un topo: ¡Qué pena me dan esos que hablan del sol!



03 junio 2025

Perlas victorhuguianas

 (Selecciono algunas frases de Los miserables que me parecen afortunadas o dignas de consideración)


…de la misma forma que es imposible amar demasiado, no es posible orar demasiado.

[Jean Valjean, tras sus conversaciones con el obispo de Digne]

¿Le decía al oído una voz que acababa de cruzar la hora solemne de su destino; que ya no había para él término medio; que, si no era en adelante el mejor de los hombres, sería el peor; que, por así decirlo, ahora tenía que subir más alto que el obispo o caer más bajo que el galeote; que, si quería volverse bueno, tenía que volverse ángel; que, si quería seguir siendo malo, tenía que convertirse en monstruo?

…rebosante de esa caridad que consiste en dar, pero que no contaba, en igual grado, con la caridad que consiste en entender y perdonar.

Le parecía que podían verlo… Por desgracia, lo que quería dejar fuera ya había entrado; lo que quería cegar, lo estaba mirando. Su conciencia.

Su conciencia, es decir, Dios.



 

01 junio 2025

Al este del Edén

Cinco años después de su lectura, me atrevo a abordar el comentario de esta novela. Creo que las reseñas más difíciles son las de los libros que has entendido a medias y las de los que te han parecido excepcionales por su calidad. ¿Por dónde empiezo?, es la pregunta que se hace uno ante estos últimos.

Tal vez algunos me echarían en cara que hago una lectura reduccionista; pero, si piensas, como don Langlois, no solo que “si hay alguien que pueda aproximarse con objetividad y libertad al rostro oculto del enigma, ese es ciertamente el hombre que piensa y vive en la fe de Jesucristo”, sino que la esencia del arte narrativo está en “la recreación del acto libre, del albedrío humano que se mueve dramáticamente entre las solicitaciones del bien y el mal, y de cara a un Dios presente o ignorado que es el sentido final de nuestra elección libre”, entonces el decir que Al este del Edén me parece una de las novelas más cristianas que se han escrito es el elogio más completo que se puede hacer de una obra literaria.

“Cristiano”, según este punto de vista, implica también buen hacer artístico, ya que el arte se acerca a la Verdad a través de la estética. Una mala biografía novelada de un santo sería una obra muy bienintencionada, sin duda, pero no una gran novela cristiana. Y Al este del Edén no es la mala (aunque trepidante) novela que creía Vargas Llosa, sino una producción equiparable a las grandes del siglo XIX.

Se ha hablado de Caín y Abel y del hijo pródigo. Algo hay de eso, incluso implícito en el título y en el nombre del protagonista, Adam Trask. El mal parece triunfar sobre su hijo Cal mientras que el bien lo hace sobre Aron, pero no todo es tan sencillo, por supuesto. Hay que contar con condicionantes de todo tipo, como son las actitudes del padre hacie ambos, la figura de la madre descarriada o las distintas sensibilidades de cada hermano hacia el pecado.

Todo pecador es redimible… con su propia cooperación, y así como Cathy, la madre, rechaza la gracia y se hunde conscientemente en el mal hasta el fin, Cal se abre al perdón de su padre (Adam, pero también Dios, aunque eso no se diga de modo explícito). Steinbeck, por tanto, no cae en la herejía progresista que lanza sobre la sociedad o sobre los genes toda la responsabilidad del mal: Cathy es responsable de su perdición y Cal de su vuelta a la casa paterna, figuradamente hablando.

¿Y qué decir del chino Lee? De algún modo es la voz de la eterna sabiduría, que está ahí y uno puede seguirla o no, y que (no es más que un criado) no te va a forzar a hacerlo, aunque nunca abandone su solicitud por la familia.

Y no me aventuro a decir más (por ejemplo, de otros personajes como la familia Hamilton) porque ya digo que me separan cinco años de su lectura. En todo caso, me pareció que, con este relato, Steinbeck estaba muy cerca de la fe católica, si no la tenía ya.

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