31 agosto 2024

La Guerra de los treinta años

Geoffrey Parker y sus colaboradores me presentan a un buen número de personajes interesantes, tales como Federico IV del Palatinado, Fernando II emperador del Sacro Imperio, Cristian IV de Dinamarca, Maximilianode Baviera, Wallenstein, Oxenstierna, Tilly y muchos otros de cuya existencia mi indigente cultura histórica no tenía noticia. Y me rellena lagunas importantes en torno a cuestiones como la extensión del Sacro Imperio, la defenestración de Praga, la intervención de países como Suecia o Dinamarca (que yo hubiera considerado irrelevantes) en esa famosa guerra, la confesión religiosa de los diferentes territorios del Imperio, la progresión del calvinismo, etc.

No sé si es mejor o peor que otras historias de esta guerra, porque es la primera que abordo (quizá la única, siendo realista). Pero sirve. Mejor si la lees (como cualquier historia de guerra) con unos buenos mapas al lado, a no ser que seas alemán.

__

29 agosto 2024

Cisneros

Es un drama histórico-biográfico escrito en verso (y en muy buen verso, todo hay que decirlo) que nos muestra al regente de Castilla en tres momentos de su vida. En el primer acto lo vemos resistiéndose al nombramiento de cardenal primado de Toledo (y por tanto canciller mayor del reino) por parte de la reina Isabel. En el segundo aparece ya revestido de su autoridad, enfrentado a los nobles levantiscos y a las pretensiones de algunos de doblar su brazo para obtener prebendas. En el tercero (pues son tres, al estilo del Siglo de Oro), ya viejo y cansado, prepara viaje para encontrarse con Carlos I pero muere antes de partir, no sin antes mediar ante el nuevo rey a favor de un criado que ha matado a un noble flamenco en defensa de su honor: puro siglo XVII, también.

Es clara la intención de Pemán de exaltar las virtudes de su personaje, sobre todo su sentido de la justicia pero también su humildad de fraile franciscano. Y de hacerlo enlazando con los temas y las formas del teatro barroco. Como digo, su verso no desmerece de los clásicos, con parrafadas de esas que se pueden enmarcar y clavar en la pared del despacho.

__

26 agosto 2024

La otra vida del capitán Contreras

Torcuato Luca de Tena consigue aquí salir airoso de un tema trillado, tan trillado como el de la persona que se ve de repente trasladado a una época que no es la suya, con la obligación de adaptarse a los usos de tal época. Tema que, como sabemos, suele utilizarse para hacer una crítica social. Digo que sale airoso porque, junto a esa crítica, que la hay, don Torcuato acierta a presentarnos el drama humano que tal deslocalización lleva consigo.

Al capitán Contreras lo encuentran vivo, aunque inconsciente, en su sepulcro. Más tarde nos explicará que fue objeto de una operación cuyo secreto conocían solo algunos moriscos y que de entrada solo debía haberle mantenido dormido quince días. Un doctor y un periodista, ambos ávidos de la gloria que proporcionará el caso, se lo llevan a los Pirineos, lo reaniman y lo reeducan para aclimatarlo a su nuevo ambiente. Contreras muestra ser un hombre noble hasta el punto de que, en conflicto con la doblez y la mala fe que halla a su alrededor, resulta ingenuo. Hastiado, se traslada a una propiedad en el campo, donde hace vida casi eremítica junto a una mujer que, al parecer, le comprende. Pero no podrá escapar tan fácilmente.

Luca de Tena no disimula la tesis: hemos avanzado increíblemente en lo material pero a costa de retroceder de modo lamentable en lo espiritual. Contreras se ve deslumbrado por los progresos realizados por el hombre durante los siglos que ha permanecido en hibernación y da gracias a Dios por ello, pero el roce con la mezquindad de que hacen gala hombres y mujeres le lleva al desengaño.

El autor utiliza varios planos ficcionales con el fin de dejar en suspenso la realidad de la historia. El lector puede quedarse con la versión policial que acusa de fraude a Cornejo, el periodista, o hacer caso a este asumiendo la verdad de la resurrección de Contreras. Tenemos también un extenso prefacio (con dramatis personae y todo) que, en tercera persona y desde el siglo XVII, nos pone en antecedentes de todo. Para que luego digan que la novela experimental empieza en los 60, eh.

__

24 agosto 2024

La patrona

Esta es una de las obras menos editadas de Dostoievski, y es normal, porque resulta una historia bastante extraña. Realmente no sé qué pensar sobre sus personajes, su desenlace y algunos de los elementos de la trama. De principio parece bastante fácil: un folletín muy propio de la época, con su dama atribulada (Katerina se llama en este caso) que va a todas partes con un marido mayor que la insta a rezar continuamente para expiar alguna culpa. Por otro lado, un personaje típico del autor (Ordinov se llama en este caso), enfermizo e inseguro, que por supuesto se siente atraído por la dama atribulada y se considera en la obligación de redimirla de algún modo.

Sucede que los personajes cambian de carácter a lo largo de la trama, como si fueran el doctor Jekyll y Míster Hyde, y así, Murin es tanto un fanático como un vulgar aprovechado; Katerina, en un momento dado, pasa de ser la desgraciada réproba a mostrarse como una cínica ante Ordinov (que en alguna ocasión dice “entonces lo comprendí todo”, bendito él); y el confidente de Ordinov, un amigo suyo, también se metamorfosea en el último capítulo adquiriendo una discreción de la que el narrador le había desposeído en episodios anteriores.

¿Cuál es la culpa de Katerina? Al parecer está relacionada con la muerte de un antiguo amado durante una tempestad marina, pero el relato de la dama resulta elusivo. Katerina y Murin acaban desapareciendo de la vida de Ordinov durante una crisis de éste y su amigo le revela, como de pasada, que ambos hace tres semanas que se han largado de la casa que compartían, la cual ha sido ocupada por una partida de ladrones.

¿Qué pensar, pues? ¿Fue todo un delirio del protagonista? ¿Se hicieron pasar los ladrones por Murin y su esposa? Cualquier posibilidad parece traída por los pelos. Es como si Dostoievski hubiese querido jugar con el lector, proponiéndole una novela abierta, pero, aun así, me parece fallido. Más bien me parece estar ante un esbozo, o varios esbozos juntados apresuradamente, de futuras obras mayores de Dostoievski, y que el autor hubiese dado a la imprenta a ver qué pasaba. Pasó que le zurraron.

__