04 abril 2014

Esto no es todo

Quino es a la literatura lo que un buen viñetista de diario, Forges o Mingote por citar a los clásicos, es al periodismo de opinión. En una de esas ocasiones en que te toca hacer una lista de libros recomendados, por aquello del fomento de la lectura y tal, me dio por incluir uno de Quino, y alguien que lo compró se quedó consternado porque no había nada que leer. Espero que aprendiera a hacerlo.

Este volumen, si no es todo, es casi todo lo que no es Mafalda. Como artista de su tiempo, Quino es un escéptico que siente compasión por el ser humano a la par que se ríe de sus invenciones (como ese Dios que se carcajea con un tratado de física) y de sus convenciones, y pone en evidencia su debilidad: todo lo suyo es como la monumental maqueta del avión que, en una agencia de viajes, se viene al suelo por el descuido de un tipo que engancha su chaqueta.


Las viñetas (o tiras) van agrupadas por temas: el amor y su degeneración en rutina, la comodidad burguesa y su rechazo de todo idealismo, el mundo moderno con la incomunicación y masificación (a lo Kafka o a lo Ionesco) que conlleva; la guerra como lugar privilegiado para el absurdo, la chapuza nacional, los abusos del poder... Y siempre con un dibujo tan expresivo que produce, en ocasiones, un leve escalofrío añadido a la sonrisa.

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