11 agosto 2013

Nihil novum



Acudió Melanio entonces a recordar tiempos de su lejana historia griega, cuando la democracia iba construyéndose, y señaló una época en la que entre los que atracaban en las callejas de Atenas y el comportamiento de algunos del erario, la diferencia estaba en que aquéllos te hablaban de tú y los del erario de vuesa merced. Matizó Melanio que dado que en la lengua griega no existía el tú y el vuesarced para distinguir en el tratamiento, sino que éste se hacía mediante el uso del plural o de la interjección, lo más preciso sería decir que el del erario exclamaba: "Oh, contribuyente, venid a mí!", mientras que el rudo asaltador exigiría: "¡Contribuyente, descarga la bolsa!"

En Antonio Prieto, El embajador

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